Sobre
 el tema de los acuáticos de Viñales no existen   muchas referencias 
bibliográficas que permitan esclarecer con toda justicia la   realidad 
de una historia verdadera que se ha convertido en una leyenda con   
exageraciones y tergiversaciones que muy poco le aportan al propósito de
 las   autoridades de continuar incorporando estas personas al proceso  
 revolucionario.
  
En el año 1987 se publicó un interesante trabajo investigativo   realizado por Tania Tolezano y Ernesto Chávez con el titulo La leyenda de Antoñica Izquierdo
 donde se recoge una   considerable cantidad de testimonios y las 
noticias de periódicos   sensacionalistas y marcado contenido 
tendencioso que tenían como principal   objetivo el de vender a 
cualquier precio todo lo que sucedía en torno a la   guajira milagrosa 
de los Cayos de San Felipe.
En tanto que  a   principios del año 2002 la Editorial de Ciencias Sociales publicó un ensayo   sociológico de Daniel Álvarez Durán titulado  Los Acuáticos. Un imaginario en el   silencio, donde se describen las características esenciales de los   acuáticos de la siguiente forma:-
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 Las características esenciales que los definen son la cura         de 
enfermedades con agua, la no participación en la enseñanza  por
 medio de escuelas, la no         utilización de las ciencias médicas, y
 la no intervención en la política y         las organizaciones de masas
 que propone el proyecto revolucionario         ¨ |  | 
Lo
 cierto es que sobre los acuáticos solo se conoce una parte de la   
historia donde se exageran algunas de sus características tales  como:-
·          la fe que tienen en el agua para curar todas sus enfermedades sin   necesidad de asistir al médico.
·          la negativa a firmar documentos por lo que no tienen carné de   identidad, ni se inscriben en el Registro Civil.
·          el rechazo que hacen a la presencia de los   maestros.
·          la no intervención en las organizaciones de masas que existen en   Cuba como parte del proyecto revolucionario.
·          No
 se casan por la ley, ni por la iglesia; siendo una costumbre en   las 
parejas de mas años la práctica del rapto de las   muchachas
·          el trato diferenciado que brindan a los turistas extranjeros  con relación a los cubanos que los   visitan 
Para
 entender la realidad de este fenómeno se hace indispensable   referirse
 al caso de Antoñica Izquierdo entre los años 1936 y 1939 en la zona   
donde vivía con toda su familia cuando su hijo de 2 años comenzó a tener
 fiebres   muy altas ( entonces le decían calenturas al estado febril de
 las personas ) y   como no disponía de recursos para llevarlo al médico
 en medio de su lógica   desesperación le pareció tener una revelación 
divina con la imagen de la Virgen   Maria el día 8 de enero de 1936 que 
le recomendaba bañar al niño con el agua del   arroyo mas cercano y 
cuando lo hizo el muchacho mejoró realizándose así el   milagro que la 
convertiría en una celebridad.
En
 otra aparición de la Virgen conoció entonces que ella estaba   
designada para curar a los infelices pero que no podría cobrar ni 
hacerlo por   interés, así como, que tampoco podría usar medicinas (solo
 con el agua), no   tener vicios, no participar en la vida política del 
país y negarse  a la educación de aquella época debido a   que el sistema solo enseñaba a explotar a los demás   hombres.
Es
 muy importante tener en cuenta que Antoñica pertenecía a una   familia 
con tradiciones de curanderos y era reconocida entre las mejores de esta
   zona favoreciendo este detalle a la situación que habría de crearse 
en las   siguientes semanas donde llegaron a concentrarse miles de 
personas en busca de   los milagros que le atribuían y que un 
comerciante conocido por Guaracha se   encargaría de exagerar mediante 
el soborno a personas que se harían pasar por   enfermos ante la guajira
 de los Cayos para favorecer el ambiente que ya existía   en la zona de 
los Cayos.
Como
 resultado de sus prédicas Antoñica Izquierdo llegó a   convertirse en 
un líder natural, entre los campesinos fundamentalmente,   promoviendo 
con sus palabras que la tierra debía ser entregada a los campesinos   
porque eran ellos lo que la trabajaban, así como,  también era partidaria de la resistencia   pasiva ante los atropellos que cometían entonces los gobiernos de turno  y    muestra de esa influencia lo constituye el haber sido capaz de recoger   cientos de cédulas electorales para evitar    que fueran entregadas a    ningún
 político; razón por la cual comenzó a ser considerada una seria   
amenaza para quienes tradicionalmente se habían beneficiado de la 
ignorancia de   los más pobres y humildes de la sociedad.
Poco
 se cuenta de la anécdota que refiere la visita de un políticos   
interesado en proponerle que colaborara en su campaña para las 
elecciones   atendiendo a la influencia que ella ejercía  sobre los cientos de personas que   confiaban en sus palabras y con singular gallardía Antoñica respondió que era   solo  una
 enviada de Dios para los   guajiros y no para los políticos; provocando
 con esta respuesta que se iniciaran   fuertes represalias contra su 
persona con el pretexto de que se encontraba   demente.
Entonces
 fue recluida en el Hospital de Mazorra hasta Mayo de 1936,   cuando le 
dieron el alta médica y la obligaron a trasladarse para la zona de   
Isabel María donde continuó haciendo sus prédicas hasta que en el año 
1938 y   coincidiendo nuevamente con otro período de elecciones  la
 vuelven a detener acusada por los   delitos de falsedad, incitación a 
la rebelión, alteración del orden y de   incumplimiento con sus deberes 
para con el censo electoral, siendo internada por   segunda ocasión en 
Mazorra el día 18 de diciembre de 1938, certificando los   médicos que 
padecía de paranoia y allí murió el día 1 de marzo de 1945 sin que   
nunca se dijera que le estuvieron inyectando medicamentos desde su 
primer   ingreso para acelerar su lógica alteración por el fenómeno en 
el que se vio   envuelta aquella campesina de los Cayos de San Felipe.
Visto
 de esta forma y sin el ánimo de exagerar sus cualidades sería   muy 
justo reconocer entonces la actitud asumida por aquella humilde mujer 
que no   aceptó ceder ante las presiones de los políticos y supo 
mantenerse bien firme en   su posición de ayudar a los campesinos que 
confiaban en sus prédicas, al extremo   de que un periodista  de
 la época   llegara a decir que si Antoñica Izquierdo se postulaba para 
las elecciones tenia   grandes posibilidades de resultar electa, algo 
que también dudamos al conocer   como se manipulan estos procesos en 
sociedades como la que vivía Cuba en la   década de los años 30.
El filme cubano ¨Los   días del agua¨ realizado por Manuel Octavio Gómez  se fundamento en la sinopsis   siguiente:-
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 El abandono social y el oscurantismo buscan su escape en la         
superstición y en la histeria mística. Basada en hechos reales, esta    
     historia se debate entre amañados intereses políticos    y
 económicos que no         vacilan en recurrir a la violencia represiva 
lo que a la vez genera una         nueva violencia revolucionaria ¨ |  | 
Es
 por ello que considero que Antoñica Izquierdo desde   su forma de ver 
la vida asumió una posición de rebeldía al no aceptar los   mecanismos 
políticos de su época y predicar entre los campesinos que le seguían   
que no se debía participar en las elecciones, cuestión esta que se 
multiplicó en   los acuáticos de Viñales, quienes por mantener esta 
conducta, las familias que   eran acuáticas en la zona del Rosario 
fueron mandadas a  desalojar  de las tierra donde vivían y que eran   propiedad del senador  Pedro Blanco,   quien  se
 aprovechó de que los   guajiros eran analfabetos para hacerles creer 
que si firmaban unos documentos   serian dueños de sus tierras y en 
realidad lo que les estaba dando a firmar era   la orden de desalojo.
Esto
 sucedió en el año 1943 cuando unas 14 familias tuvieron que   abandonar
 la zona donde vivían después que sus humildes viviendas fueron   
quemadas y les soltaron unos toros cebú que embestían a cualquier   
persona.
Con
 un poco de suerte lograron asentarse en la tierra de Juan   Rivera 
quien era el dueño de las tierras del Cuajaní en la zona conocida como 
la   Penitencia en la Sierra del Infierno de Viñales, con la condición 
de entregar la   cuarta parte de las cosechas.
Desde
 entonces viven en este lugar sin molestar a nadie y hasta el   año 1959
 sin importarle a las autoridades, cuestión esta que cambió radicalmente
   con el triunfo revolucionario de Enero de 1959 cuando comenzaron, por
 decirlo de   algún modo, a ser motivo de preocupación en lo que 
concierne a su creencia de no   acudir al médico para curar las 
enfermedades por la fé en el agua, siendo esta   la principal 
contradicción entre los acuáticos y la   Revolución.
Esta
 situación de no acudir al médico se agudizaba cada vez que se   daba un
 caso donde morían los hijos o las madres en pleno parto auxiliados solo
   por los rezos que hacían y el agua, así como, el niño que padecía de 
una   piodermitis generalizada y como consecuencia de los baños de agua 
que le daban   sus padres adquirió entonces una bronconeumonía que le 
provocó la muerte, razón   por la cual fue necesario en varias ocasiones
 la intervención de las autoridades   sanitarias acompañados de policías
 para llevarse por la fuerza a los enfermos y   hacerles el tratamiento 
médico correspondiente, cuestión que desde hace varios   años no se ha 
repetido afortunadamente, conociendo de varios casos de personas   con 
esta creencia que a escondidas del resto del grupo se han consultado   
determinadas dolencias con médicos de su absoluta confianza.   
Un
 aspecto muy significativo se manifiesta entre los acuáticos por   el 
interés de que sus hijos aprendan y para ellos el Gobierno Municipal 
designó   a un maestro ambulante.     
El
 cumplimiento de las leyes de Reforma Agraria que también   benefició a 
los acuáticos fue sin dudas uno de los aspectos que mayor incidencia   
tuvo en el cambio de mentalidad que tenían estas personas sobre la 
política que   hasta esa fecha habían estado rechazando, razón por la 
cual se integraron a su   manera como miembros de  una  Cooperativa
 de Créditos y Servicios en   Viñales y se dedican al cultivo del tabaco
 y la malanga fundamentalmente   cumpliendo con sus planes de entrega al
 Estado según los compromisos que ellos   mismos contraen a principios 
de cada año como está   establecido.
No
 realizan ninguna acción proselitista, ni obligan a sus hijos a   que 
tengan la misma creencia, la cual se basa en el respeto hacia los demás  y la libre expresión   individual.
El
 lugar donde viven a pesar del nombre que tiene (Sierra del   Infierno) 
es uno de los miradores naturales más hermosos del Valle de Viñales y   
según los propios acuáticos el cuidado del entorno donde viven es 
fundamental ya   que su creencia esta muy apegada a la naturaleza.
La mayoría de ellos    expresan
 sin hipocresía de ningún tipo que se sienten muy agradecidos con   el 
Gobierno Revolucionario que ha respetado todas sus creencias con 
excepción de   la negativa de acudir al médico para curar las 
enfermedades que padecen.   
A principios del año 2002 sumaban unas 42 personas las que   viven  en lo que se conoce como la   comunidad de los acuáticos en Viñales, y de ellos 23 son mujeres y 19   hombres.
Continúan
 dedicados al cultivo del tabaco, la malanga y otros   productos para la
 subsistencia familiar, a lo que se agregan los beneficios que   reciben
 por las visitas de los turistas interesados en conocer de sus   
costumbres.
En la zona donde viven, incluyendo el Valle del Cuajaní  no
 ha sido posible todavía la   electrificación y el agua se continúa 
cargando en pipas tiradas por los bueyes,   pero en la montaña donde 
viven los acuáticos este asunto no es motivo de   preocupación pues 
ellos mismos construyeron un sistema rústico de acueducto   basado en el
 aprovechamiento de un manantial que se encuentra en el punto mas   alto
 de la sierra y por    mangueras  con tubos fue   posible garantizar que cada vivienda recibiera este   beneficio.
Mientras
 que por decisión del Gobierno Municipal se les entregó un   panel solar
 con una grabadora y un televisor para las 9 familias que aun viven   en
 esta zona con el objetivo de facilitar cierto nivel de acceso a la   
información de lo que sucede en Cuba y el mundo  para evitar de esta forma que reciban   noticias tergiversadas.
Este panel solar y los restantes equipos fueron  ubicados  en la casa de Félix Rodríguez   (fallecido  recientemente)
 como   reconocimiento a su condición de líder natural y tradicional de 
los acuáticos,   pues junto a su hermano Julián fue el iniciador del 
grupo, cuando los médicos de   La Habana dictaminaron que uno de sus 
hijo no tenia cura por faltarle los   pulmones y entonces decidió 
llevarlo para que Antoñica lo atendiera, haciéndose   el milagro deseado
 por toda la familia.
 
 
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